Salir a la calle
- Sara Martínez
- 28 abr 2018
- 2 Min. de lectura
Salir a la calle cuando oscurece. Mirar en todas las direcciones a cada paso. Hacer un camino de 10 minutos en 3.
Pedir siempre a amigos o conocidos que te acompañen, aunque estés a una calle, aunque aparentemente no haya nadie.
Escuchar cada día y cada noche aquello de "ten cuidado", "ni se te ocurra volver sola". Aguantar esas miradas de deseo primitivo y animal, acompañadas tantas de veces por un "¿a dónde vas tan sola, guapa?" Un guapa que lejos de ser un cumplido o un piropo, da asco. Y acrecenta ese miedo. Sigues andando, cada vez más rápido. Coges el teléfono, finges que hablas con alguien, "que vean que no estoy sola".
Pero sí estás sola.
En el mejor de los casos, llegas a tu destino sin que te pase nada. Espera. No. Eso es mentira. Ya te ha pasado algo: has sentido miedo, has tenido que soportar miradas de desconocidos y, de nuevo, has sentido más miedo. Pero cuando por fin se lo cuentas a alguien, estás paranoica. Total, no te han tocado, ni matado.
Existe otra posibilidad, otro final alternativo en el que sí te tocan (como poco). Entonces al miedo se le suma el dolor, la rabia, la vergüenza y, finalmente, la impotencia. Si consigues que alguien te crea, si te atreves a dar el paso y denunciar...bueno, tendrás que demostrar ante el mundo que eso que dices es cierto. Y si has tenido la "mala suerte" de no defenderte lo suficiente como para que te pegasen, no habrá existido una violación. Claro que no querías. Claro que quien lo hizo lo sabía. Pero... "¿qué hacías sola?"
De nuevo, existe otra posibilidad. Pero, en esta, le toca a tu familia y amigos luchar, porque tú...tú ya no estás. "Esta situación debe cambiar, haremos lo suficiente para que las mujeres no tengan que tener miedo" y otras tantas mentiras. Porque, si eso fuera cierto, no estarías muerta. Ni habría 4 violaciones al día en España. 4 mujeres que ayer estaban y hoy ya no. 4 mujeres que, mañana, serán 8.
¿Y cuál es la solución que se le da a este problema? "NO VAYAS SOLA". Pues yo estoy harta. Harta de tener que ir siempre acompañada, harta de sentirme débil por ser mujer. Es una absoluta vergüenza que siga pareciendo normal educar a la mujer a defenderse,o más bien, a esconderse del peligro, cuando se debería educar al hombre a no tomar lo que quiere cuando lo quiere. Nos preguntamos qué estamos haciendo mal para que esta violencia aumente, y tenemos la respuesta en nuestras casas, en nuestras escuelas. A los niños de ahora se les dice siempre "sí", no vaya a ser que se frustren. Ojo. Igual si un niño se frustra por no tener lo que quiere en ese momento se trauma o algo. ¿Cómo van a saber que hacer cuando alguien les dice NO? Es normal que se enfaden, toda esa frustración...nadie les había negado nunca nada.
En cuanto a las leyes...se escribieron en época franquista, cuando las mujeres no podían ni tener cuenta bancaria sin el consentimiento de su marido. ¿Es necesario añadir algo más?
Comentarios