Miedo electoral
- Sara Martínez
- 14 abr 2019
- 2 Min. de lectura
Discursos de odio. Mensajes carentes de lógica o veracidad alguna. Gritos, insultos y amenazas dichas por altavoz. Exaltación de símbolos que en el pasado hicieron tanto daño... Esas son las características de los partidos que se están haciendo con el poder ultimamente (Trump en EEUU, Bolsonaro en Brasil...) y, lo que es más preocupante, con el control de la sociedad.
Respetar la diversidad, incluso de ideologías, es un valor que no debemos perder de vista. No somos mejores o peores que nadie por defender el capitalismo o el comunismo, izquierdas o derechas. Pero estos días no puedo evitar preguntarme hasta qué punto debemos tolerar la intolerancia, respetar a aquellos que están en contra del respeto, hacer como que no pasa nada. ¿Mi respuesta? No debemos hacerlo. No debemos normalizar el que una persona, quien sea, pueda subirse a un escenario, o aparecer en los medios de comunicación, a hacer apología del machismo, de la violencia, de la desigualdad racial... Porque, lo siento, pero no podemos dejar que se violen los derechos fundamentales.
¿Hay razas superiores e inferiores? ¿Es superior el hombre a la mujer? ¿Son las relaciones lgtb anti naturales? Y así podríamos seguir eternamente preguntándonos cada una de las ideas que estos supuestos partidos "políticos" defienden, y no encontraríamos lógica en ninguna de ellas.
Me gustaría decir que me sorprende el repunte de la ultra derecha en estos últimos años, o que no me lo esperaba. Por desgracia, tiene mucho más sentido del que queremos ver. Somos una sociedad basada en el "lo quiero todo y lo quiero ya", nos frustramos a la mínima si no conseguimos algo y le echamos la culpa a los demás sin pararnos a pensar ni un solo segundo qué habremos hecho mal, porque sí, hacemos muchas cosas mal.
Hemos sido educados creyéndonos superiores a los demás y hemos interiorizado las mentiras que nos contamos para sentirnos mejor con nosotros mismos. ¿Que no consigo un trabajo? Prefiero pensar que es por culpa de los inmigrantes, que son unos ladrones, antes de preguntarme si he hecho todo lo que estaba en mi mano o si la culpa no será más bien de la economía de mi país, que aunque la gestionen X políticos de turno, tiene mucho que ver con mis acciones. Hablamos de corrupción política (por supuesto hay que denunciarla y no podemos permitirla), pero...¿acaso no somos todos corruptos? El que más y el que menos ha robado lo que tenía a su alcance (cobrar en negro, robar wifi al vecino, intentar burlar unos euros a hacienda...todo eso cuenta).
Esta es la sociedad ideal para los mensajes de odio y de ultra-derechas. Así que no, no me sorprende que esté habiendo un repunte. No me sorprende que fuerzas políticas que no deberían ser consideradas como tales, saquen escaños en España. No me sorprende nada, pero me entristece.
Los que ahora tenemos 20 años, como es mi caso, no hemos vivido la Guerra Civil, ni tampoco las Guerras Mundiales. Pero eso no significa que no podamos llegar a entenderlo.
Puede que la empatía se esté perdiendo, pero precisamente por eso es especialmente importante que salgamos a votar en masa en estas elecciones. Y aún más importante, que votemos conociéndolo todo, no solo los tweets más populares.
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